La gran olvidada: La Torre de la Plata
La Torre de la Plata, uno de los secretos mejor guardados de Sevilla, tiene una historia fascinante que vale la pena explorar. Esta torre, de planta octogonal con lados irregulares, guarda más de lo que a simple vista parece. Durante mucho tiempo se creía que solo tenía dos niveles: una planta baja y una superior que conducía a una azotea cerrada con un antepecho almenado. Pero, en las últimas restauraciones, se ha descubierto un tercer espacio oculto en la base de la torre, que funcionaba como un aljibe, un depósito para recoger agua, un detalle que añade aún más misterio a este lugar histórico.
La planta inferior sigue la forma octogonal de la torre y se cubre con una impresionante bóveda de nervaduras, un ejemplo del estilo gótico más primitivo. Estas nervaduras, ocho en total, se apoyan en sencillas pilastras y se unen en un centro poligonal que corona la estancia. Es difícil no maravillarse al imaginar la destreza con la que se construyó esta estructura hace siglos.
Aunque la escalera original que conectaba la planta baja con la superior está derruida, hoy en día se puede acceder a los niveles superiores a través de una vivienda adosada a la torre. En la planta alta, se conserva otra bóveda de nervaduras, pero esta tiene un refuerzo especial: una serie de tirantes de hierro que la sostienen desde un zuncho, una estructura de hierro que también sobresale al exterior. A diferencia de la planta inferior, aquí sí se conserva la escalera original, una construcción en dos tramos que se apoya en los muros de la torre y lleva a una azotea que, sin duda, debió de ofrecer vistas inigualables de Sevilla en su época.
El exterior de la torre aún conserva las marcas de su historia. En la parte superior se pueden ver los restos de lo que fue un almenaje, ahora rellenado. Originalmente, los muros de la torre estaban recubiertos de un enlucido blanco, lo que le daba ese tono brillante que le valió el nombre de "Torre de la Plata". Además, la torre formaba parte del conjunto defensivo que unía la Torre del Oro con la muralla que rodeaba Sevilla, a través de una coracha, un pasillo amurallado que conectaba ambas torres. Hoy en día, aún se puede ver el lienzo de muralla que une la Torre de la Plata con la Casa de la Moneda.
Pero no todo es defensa y guerra en la historia de esta torre. Las casas adosadas a la torre en la calle Santander son un precioso ejemplo de la influencia del Renacimiento italiano en Sevilla. Diseñadas por el arquitecto Vermondo. Resta a principios del siglo XVII, representan una época en la que la ciudad comenzaba a mirar hacia Europa para inspirarse en nuevas corrientes artísticas.

En cuanto a su historia más antigua, aunque hubo teorías que atribuían un origen romano a la muralla que rodea la Torre de la Plata, las investigaciones arqueológicas más recientes apuntan a que esta muralla fue construida por los almorávides en torno al año 1125, y luego modificada durante el periodo almohade. Es entonces, hacia 1220, cuando se levantaron la Torre del Oro y la muralla que unía ambas torres.
Con el paso del tiempo, las murallas de Sevilla perdieron su función defensiva y se adaptaron a nuevos usos. A partir del siglo XVI, la Torre de la Plata quedó rodeada de casas y almacenes, perdiendo su protagonismo. Incluso llegó a estar prácticamente olvidada, oculta entre las construcciones que se levantaron a su alrededor. Hoy, después de siglos de transformaciones, la torre está en proceso de restauración, a la espera de que se decida su futuro.
Así, la Torre de la Plata, que en otro tiempo fue clave en la defensa de Sevilla, sigue esperando pacientemente, preparada para ser redescubierta y devolvernos un pedazo de la historia de esta ciudad mágica. ¿Quién sabe qué nuevos secretos nos revelará en los próximos años?
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